El mundo está en constante cambio y uno debe adaptarse a lo que se le viene encima, porque o lo hace o es devorado por todo el sistema que le rodea. Las ciudades van cambiando, los edificios se transforman, y hoy en día no hay nada que el dinero no pueda conseguir. Es así, y lo vemos cada día, demostrado en multitud de lugares donde los ricos se han apropiado de todo, relegando a las personas de clase más humilde a barrios periféricos, donde están las únicas casas que pueden pagar. No es que esto sea algo nuevo, pero es cierto que en los últimos años lo estamos viendo de una manera mucho más intensa y salvaje. La llamada gentrificación está haciendo de las suyas, y son muchas las ciudades que están perdiendo su esencia por culpa de este problema acuciante en todo el primer mundo.
Vivimos en una era global donde el turismo se ha convertido en el motor económico de muchos lugares, incluso en aquellos donde, en principio, también hay mucho interés monumental o histórico. Las ciudades se han convertido en lugares para pasar unos días, y el centro de las mismas ahora está lleno de pisos de alquiler, pequeños o más grandes, que se ofrecen en diferentes plataformas online como alquileres vacacionales. Los hoteles ya no están de moda. Ahora lo más auténtico es quedarte en un piso en el centro, de los cientos que puedes encontrar en Internet. Precios más bajos, mejor ubicación… y mucha más ganancia para el que lo alquila. Todo maravilloso, desde ese punto de vista. Pero la otra cara de la moneda son aquellos que tienen que buscar un alquiler por la zona para poder vivir, no para pasar unos días, y se encuentran con la triste realidad: precios impagables y poca oferta.
Qué es la gentrificación
La palabra gentrificación proviene del inglés “gentry”, que significa baja nobleza”, y viene a explicarnos el proceso por el cual las casas y viviendas tradicionales de una zona dan paso a nuevos edificios más modernos y también más caros, que atraen a un nuevo tipo de habitante a esa zona, relegando a los que llevaban años allí a marcharse, ya sea porque su alquiler sube demasiado, hasta ser impagable, o porque su terreno está en una zona que interesa a un banco o un fondo de inversión. La gentificación consiste en la conversión del centro de las ciudades en lugares anodinos, con edificios altos de viviendas caras para alquiler o compra, perdiendo la esencia principal de esa parte de la ciudad no solo en el paisaje, sino también en sus vecinos, que deben marcharse en busca de alternativas más económicas.
Por qué sucede la gentrificación
La gentrificación es un proceso natural derivado del capitalismo extremo en el que vivimos desde hace décadas. El dinero lo puede todo, y el que lo tiene busca conseguir más y más, para ganar el máximo. El mercado inmobiliario se ha convertido en una verdadera mina de oro para muchos, que compran a buenos precios pero venden a precios mejores, sabiendo que van a sacar mucho beneficio del trato, o alquilan varias viviendas compradas y viven precisamente de ese alquiler, sin tener que trabajar. La gentrificación ha expulsado a los habitantes tradicionales de ciertas zonas de la ciudad y los ha cambiado por edificios enormes de oficinas, negocios gigantescos y pisos en alquiler vacacional. Esto ha provocado un efecto dominó que encarece además los pisos de esa zona, haciéndolos impagables para la mayoría, y quedándoselos solo los más pudientes, los bancos o los fondos de inversión, que no buscan vivir en ellos, sino utilizarlos para ganar más dinero.
Etapas de la gentrificación
La gentrificación se puede estudiar como un fenómeno histórico que tiene su origen en el siglo XIX, con la creación de muchas ciudades y barrios industriales, y culmina en nuestros días, con las clases obreras expulsadas de esos mismos barrios, que se han revalorizado muchísimo por la acción de diferentes marcas y empresas, haciendo que su valor sea ya demasiado alto para ser pagado por un trabajador normal. Pero también se puede ver ese proceso en apenas unas décadas, o incluso unos pocos años, en muchas ciudades argentinas, sudamericanas y de todo el mundo. El barrio en cuestión es el hábitat de la clase obrera, mientras que la clase alta vive en otras zonas, normalmente más alejadas. El valor del barrio aumenta poco a poco, gracias a más servicios, a su buena ubicación, a la revaloralización de la ciudad como entorno turístico… Los precios van subiendo y las familias ya no se pueden permitir vivir allí, por lo que poco a poco abandonan el barrio.
Así, acaba la etapa de abandono, que suele ser corta, ya que las clases pudientes están viendo una oportunidad a su alcance y no tardarán en ir a por ella. El barrio vuelve a convertirse en un sitio con mucho valor, y solo los que tienen el dinero suficiente pueden acceder a esas viviendas, aunque la mayoría ni siquiera vivirán en ella, simplemente las alquilarán durante un tiempo, hasta que entiendan que su valor ha crecido lo suficiente como para venderla y quedarse con los beneficios. Se trata de una fórmula legal, pero que deja en muy mal lugar a las familias humildes, puesto que deben buscar nuevos sitios a los que irse a vivir, comenzando de nuevo la etapa de nacimiento en esos barrios periféricos que, si todo sigue como hasta ahora, también serán devorados por la gentrificación a no mucho tardar.
Gentrificación a nivel mundial
Este proceso no se da solo en nuestro país o en otros de Sudamérica. De hecho, en Estados Unidos se lleva dando desde hace mucho tiempo. La gentrificación se ha convertido en un fenómeno mundial especialmente en la última década, cuando el éxito de determinadas plataformas online de alquiler vacacional ha propiciado que todo el mundo quiera sumarse a esta moda y sacarle el máximo rédito posible a su vivienda. Las casas ya no están para vivir, sino para sacar dinero con ellas, y eso es bastante triste teniendo en cuenta que hay mucha gente que todavía no tiene hogar, o que malvive en condiciones insalubres, por no poder permitirse un alquiler justo. El dinero está por encima de eso, y si alguien va a pagar 100, ¿por qué poner la casa en alquiler a 50 para que pueda vivir alguien allí?